Foto: NYRR
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Hoy es un buen día para recordar lo que hice un domingo 4 de Noviembre de 2018: correr, junto a mi padre, la maratón más importante del mundo. Esta maratón, además de ser considerada como una de las más emblemáticas a nivel global -pertenece a las World Marathon Majors-, es la más hermosa desde cualquier punto de vista.

Para un ciudadano, un evento multitudinario; para un neoyorkino, una festividad; para un corredor, un sueño hecho realidad. Eso es la Maratón de Nueva York: una festividad en la que corredores de todo el mundo cumplen y celebran su sueño cada primer domingo de Noviembre.

Siempre quise que mi primera maratón sea en mi ciudad natal, Lima, y que mi segunda sea la de Nueva York. Todo el tiempo quise y supe que sería así, y ese fue el punto de partida: tener claro mi gran anhelo deportivo. El resto llegó por sí solo.

Postulé al sorteo que organiza año a año la New York Road Runners (NYRR) para poder participar en su evento estrella, mi evento soñado. El Universo y el haberlo anhelado tanto hicieron lo suyo: Get Ready to Run the Streets of New York City! fue el asunto del correo que me llegó el 28 de Febrero a las 22:53, seguido de un Congratulations, Fabiola! You are officially in the 2018 TCS New York City Marathon this November. 

Lloré. Creí. Agradecí.

Desde el 2015, veía intactamente toda la campaña de comunicación que hacía la organización. Siempre me decía a mí misma “algún día correré la Maratón de Nueva York”. Ese día llegó…

Empire State of Mind, de Alicia Keys y Jay-Z, se convirtió en un verdadero himno: “in New York, concrete jungle where dreams are made of (…) These streets will make you feel brand new. Big lights will inspire you (…).” Y ni qué decir de la tradicional canción de Frank Sinatra, New York New York, con su inicial e imponente “Start spreadin’ the news, I’m leavin’ today. I want to be a part of it. New York, New York.” Y sí que se lo conté a todo el mundo: ¡Voy a correr la maratón de Nueva York!

Mi padre, culpable de este vicio, se dejó llevar por mi capricho. Así que fuimos dos los que corrimos tras un mismo sueño. Aunque en realidad fue también gran parte de nuestra familia y amigos los que participaron del mismo. ¡Gracias!

Ya en La Gran Manzana, cuando las diversas personas con las que interactuábamos nos preguntaban para qué habíamos ido, no dejaban de sorprenderse y felicitarnos de antemano por haber ido a correr la maratón de su ciudad. A partir de ese momento fue cuando empecé a creer de verdad que estábamos ahí, a días de cumplir uno de nuestro sueño más anhelado.

El domingo 4 de Noviembre llegó y, más que nerviosa, me sentí feliz: estar ahí, con una de las personas más importantes de mi vida en una maratón hermosa, llena de energía positiva, y con un clima espectacular, era mucho más de lo que esperaba. Minutos previos a la partida sonaban Empire State Of MindNew York New York y el himno nacional de Estados Unidos: emoción hasta las lágrimas.

Esta maratón, con cerca de 60, 000 corredores de todo el mundo, un numeroso y muy cálido staff de NYRR, policías, militares, bomberos, médicos, entre otros servidores del Estado de Nueva York y todos -o casi todos- los ciudadanos de Staten Island, Brooklyn, Queens, Bronx y Manhattan, es una verdadera fiesta deportiva.

Disfrutar de correr 42 kilómetros y 195 metros es muy fácil si lo haces con toda esa energía que te da aliento en todos y cada uno de los kilómetros que conforman una maratón. Saber que todas esas personas esperaron este evento tanto como yo, no logró más que hacerme sentir agradecida con la vida por permitir que esa mágica convergencia se de.

Escuchar “Go Peru!”, “Machu Picchu”, “Chim Pum Callao!”, “You got this!” por parte de todos los espectadores fue el boost necesario para olvidarse del cansancio y seguir corriendo kilómetro tras kilómetro.

La organización de la carrera es un lujo en todo sentido de la palabra. La logística, los productos, servicios, activaciones y comunicación que te brindan desde que recibes tu correo de admisión hasta la carta de felicitaciones que te envían por haber terminado la carrera, confirman que el sueño de cualquier maratonista no es en vano, y es justamente eso: te hacen sentir que no eres cualquier maratonista; saludan orgullosamente el que te hayas convertido en un New York City Marathon Finisher.

Como comunicadora y maratonista, felicito a todo el equipo de New York Road Runners por lograr posicionar su evento como una indiscutible lovemark. El profesionalismo y armonía con los que trabaja todo el equipo se notan en todos los detalles que, con todo cariño, nos brindan y nos siguen brindando. Porque correr la Maratón de Nueva York nunca se olvida.

One hand in the air for the big city. Street lights, big dreams, all lookin’ pretty. No place in the world that could compare.

Empire State of Mind – Alicia Keys

Autor: Fabiola Romero

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